Llegaron pues, los tres brodys (o sea, los 3 hermanos, ves?) a la casa de la famosísima Herme ( así le llamaban de cariño sus queridos, amigos y nosotros, que somos muy irrespetuosos y no conocemos decencia alguna).
Llegaron a una casa extraña, apartada de las demás, con paredes de carrizo y hojas de palma por techo, la habitación en penumbras, deslumbrada por la luz del mediodía no permitía mirar hacia el interior.
-Toc,toc,toc..llamaron a la puerta (siendo sinceros debíamos decir cachachuaz,cachacuaz,cachacuaz, que así sonaban los carrizos que por paredes tenia aquella vivienda, pero resulta más elegante decir toc,toc,toc.)
-Pasen hermanos, está abierta
-¿hermanos? Se preguntaron unos a otros…¿Cómo sabe que somos hermanos?
Y como sabe que somos nosotros?
Con el temor reflejado en sus rostros penetraron tímidamente en aquel recinto oscuro, lleno de aromas inidentificables y con ruidos extraños por doquier
-Pasen, pasen a su humilde morada….enseguida enciendo una vela…dijo aquella voz cavernosa y aguardentosa y todo lo que termine en osa
Cuando la luz se hizo, tuvieron que frotarse los ojos de incredulidad al ver aquel portento de mujer. Cabellos blancos como la nieve, rostro hermoso, ojos de un verde aceituna, hoyuelos en la comisura de la boca, labios carnosos como suplicando un beso….
-Quiero…dijo uno
-Chiquita mama, dijo el otro…
-Merezco y recontra merezco, pensó el tercero…
-Pasen por aquí, les ofreció aquella suculenta y apetecible mujer caminando delante de ellos
-Gracias doña Herme, se ofreció uno
-Linda que está usted hoy…menciono otro
-Como que está saliendo el sol delante de nosotros, piropeo el tercero…
Riendo a más no poder, ella les ofreció asiento mientras con voz cantarina les reprimió
-Trió de zoquetes, es que no me reconocéis?
Continuará....
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